Ricardo bajó a la niña y
después de verla entrar en la casa, giró con el auto en la esquina.
La pequeña Vicky era la
luz de sus ojos, pero después de la separación con Marisa, podía verla sólo un
día a la semana.
Después de la
separación, optó por irse a un monoambiente. Allí reinaba el desorden,
tenía una kichinet, un pequeño baño, el living y un modular que oficiaba
de placar en su parte trasera, donde estaba el dormitorio, pero aparte del
placar reducido tenía un diván cama para Vicky.
Vicky, con sus seis
años, cursaba primer grado y muchas veces Ricardo iba a retirarla. Su carita
resplandecía cuando lo veía, eran tan parecidos… Su pelo rubio lacio que a
Vicky le llegaba hasta la cintura, los ojos grises que se iluminaban al verlo
llegar. En su sonrisa, se dibujaba, como a Ricardo, el mismo hoyuelo en las
mejillas.
—Mamá tiene un amigo, se
llama Sergio. ¿Sabes? a la noche se queda a comer con nosotros… y cocina
de rico…
Con el comentario de
Vicky, un rictus amargo se reflejó en su rostro. No por Marisa ya que la
relación no daba para más, sentía que le estaban arrebatando a Vicky, la niña
de sus ojos… Recordó que el nunca había preparado una comida… Cuando la traía
al departamento, encargaba algo por teléfono.
Quince años pasaron,
Vicky cursaba la carrera de Ciencias económicas. Decidió irse a vivir con Pedro
su novio ya que la relación con la madre, se había tornado insoportable, por la
influencia que Sergio tenía sobre ella.
Ricardo había tratado de
iniciar una nueva relación, pero el fracaso golpeó nuevamente a su puerta y vio
pasar sus años en soledad.
Vicky, con dos hijos
adolescentes, quedó viuda de Pedro a los cincuenta y seis años, y fue entonces
que le pidió a su padre que viniera a vivir con ella a San Pedro Provincia de
Buenos Aires.
Ricardo se negó diciendo
que siempre había vivido en City Bell, pero lo que realmente pasaba, era que
por un problema macular estaba prácticamente ciego y no quería ser una carga
para Vicky.
—Estoy muy sola, los chicos
se han ido a estudiar a la Capital, te necesito. —había dicho su hija.
Ricardo pasó con Vicky
sus últimos años, ella le brindó todo el amor de su alma generosa y “fue la luz
de sus ojos, en la oscura tiniebla de su vida”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario